lunes, 2 de junio de 2008

El ciclismo español tiene nuevo héroe

MANUEL MORILLAS
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Quince largos años. Ese es el tiempo que ha transcurrido desde que un español ganó el Giro de Italia. No lo ganó un español, lo ganó el español, el más grande que nuestro país ha dado sobre la bicicleta: Miguel Indurain. Hasta ayer había sido el único ciclista nacido en nuestro país que se había hecho con la victoria.

No es para nada fácil ganar el Giro. A la sombra del Tour de Francia, que se lleva la fama y el prestigio, el Giro se ha forjado la leyenda de contar con puertos más temibles que los franceses. Sin ir más lejos, el mítico L´Alpe D´huez parece un repechito al lado del Mortirolo. El gran Miguelón acudía al Giro más como preparación de cara al Tour que con intenciones reales de disputar la victoria. Lo ganó dos veces, al estilo campeón que nos acostumbra, pero el tercer año le vimos sufrir como nunca en la etapa reina. Entonces supimos que Miguel no era extraterrestre sino humano y mortal.

También Contador ha sufrido. El madrileño estaba de vacaciones y correr el Giro no entraba para nada en sus planes. Tuvo que afrontar la primera semana de carrera totalmente fuera de forma, con el añadido de una fisura en su muñeca provocada por una caída. Sus rivales –especialmente Ricco´ ( entiendo que le llamen “Cobra”, porque tiene el veneno en la lengua )- no le creían cuando decía que estaba de vacaciones, pero su novia se presentó con la factura y reserva del hotel en que se alojaban para demostrar que Alberto no necesita de excusas ni justificaciones, porque él no se prepara el camino para las derrotas, sino para las victorias.

Todo eso importa poco ya. Alberto Contador es historia viva del ciclismo. Con solo 25 años ha ganado Tour y Giro, y su asalto a la Vuelta traerá cola a finales de verano. Es una aberración que no le dejen competir el Tour y defender su título; él no ha estado implicado en ningún caso de dopaje, ni siquiera ha sido sospechoso. Su delito: ser llamado como testigo de la operación Puerto y haber sido blanco de las (infundadas) críticas de Le Monde. Sea como sea, Alberto tiene un gran futuro por delante. Es joven, gran escalador, ha mejorado mucho contra el crono, tiene garra y la experiencia de haber ganado tan pronto dos de las tres grandes. Hemos visto pasar por el mundo del ciclismo muchos españoles durante la última década, pero aquí puede estar el relevo. Que se vayan preparando.

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