El pasillo fue lo mejor que le pasó al Barça. A los 20’ el Madrid dominaba el partido por 2-0. Higuaín fue ovacionado cuando saltó al terreno de juego. El Madrid se pone a 17 puntos de su máximo rival.
IGNACIO SAMPER .
Desde que el Madrid se alzara con el titulo liguero el pasado domingo en el Reyno de Navarra, los cronistas deportivos sólo tenían los ojos puestos en un punto: el pasillo del Barcelona en el Bernabéu. Este acto resultó ser lo menos deshonroso para el club catalán en el día de ayer ya que lo que vivió sobre el terreno de juego durante los 90’ de partido demostró que este Barça necesita un cambio radical.
Por su parte el equipo blanco jugó como hacía tiempo no se veía a pesar de que la disposición táctica en el centro del campo invitaba a tener un mayor control del balón en esa zona que presencia en el ataque. Pero el equipo de Rijkaard no sólo invitaba a los delanteros blancos a lanzarse contra la portería de Valdés, sino que parecía hacerles una prolongación del pasillo de bienvenida hasta su arco.
De esta manera, ya en el 20’ de encuentro los de la Casablanca ya ganaban por 2-0 a un equipo totalmente desdibujado y sin ideas en la medular. El primer tanto llegó a los doce minutos cuando Raúl remató con su zurda, desde el balcón del área, un rechace de Zambrotta –reclamó falta de Guti- que colocó en la misma cepa del palo derecho de Valdés sumando así su gol número 18 en Liga. Ocho minutos más tarde fue Robben quien cabeceó a la perfección un centro medido de Guti. Este tanto también vino precedido por una falta que no existió de Abidal sobre Sergio Ramos y sí señaló el cántabro Pérez Burrull.
De ahí en adelante, hasta el final del primer tiempo, todo siguió un mismo guión: el Madrid acosaba la portería blaugrana mientras que el ataque culé apenas tenía referencias con un Messi perdido, un Henry volcado demasiado en la banda y un novato Bojan que parecía quedársele demasiado grande el partido.
Fiesta en las gradas. La segunda mitad empezó con un intento por parte del Barcelona de contrarrestar los dos goles encajados aunque sin ningún efecto. La parroquia blanca se fue animando poco a poco y deseaba ver algún gol más. Robben y Marcelo desencajaban las caderas de los laterales del Barça con sus constantes subidas por ambas bandas.
En el 60’ se produjo la primera ovación del partido. Salía al terreno de juego sustituyendo a Robben el ‘pipita’ Higuaín, el héroe de Pamplona. Poco iba a tardar en devolverle al público del Bernabéu esos aplausos con el tercer gol, una jugada personal de Diarra por la banda derecha que culminó el argentino engañando al guardameta blaugrana. El estadio se convirtió en una auténtica fiesta a la que se unieron Robinho y Van Nistelrooy que volvía a pisar un campo tras su operación.
De las botas del holandés llegó el cuarto gol al materializar un penalti de Puyol por manos dentro del área. Con el 4-0 en el marcador la afición reclamaba el quinto como un César ajusticia a un gladiador en la arena: sin piedad.
Pero no se llegó a consumar esa manita –no por falta de ocasiones- porque Henry sacó a relucir su poderío físico y de un derechazo desde la frontal del área batió a Casillas en el 78’, quien minutos antes sacó una mano prodigiosa a Leo Messi.
Así se llegó al final de un partido lluvioso en el que el público, a falta de manita, se quedó con las ganas de ver a Raúl sacar el capote porque el partido de ayer fue para sacar a todos los jugadores del Madrid por la puerta grande.
Con este resultado, el Barcelona se queda a 17 puntos del Madrid y sin la opción de quedar segundo en la Liga, por lo que tendrá que disputar la fase previa de la Liga de Campeones.Desde que el Madrid se alzara con el titulo liguero el pasado domingo en el Reyno de Navarra, los cronistas deportivos sólo tenían los ojos puestos en un punto: el pasillo del Barcelona en el Bernabéu. Este acto resultó ser lo menos deshonroso para el club catalán en el día de ayer ya que lo que vivió sobre el terreno de juego durante los 90’ de partido demostró que este Barça necesita un cambio radical.
Por su parte el equipo blanco jugó como hacía tiempo no se veía a pesar de que la disposición táctica en el centro del campo invitaba a tener un mayor control del balón en esa zona que presencia en el ataque. Pero el equipo de Rijkaard no sólo invitaba a los delanteros blancos a lanzarse contra la portería de Valdés, sino que parecía hacerles una prolongación del pasillo de bienvenida hasta su arco.
De esta manera, ya en el 20’ de encuentro los de la Casablanca ya ganaban por 2-0 a un equipo totalmente desdibujado y sin ideas en la medular. El primer tanto llegó a los doce minutos cuando Raúl remató con su zurda, desde el balcón del área, un rechace de Zambrotta –reclamó falta de Guti- que colocó en la misma cepa del palo derecho de Valdés sumando así su gol número 18 en Liga. Ocho minutos más tarde fue Robben quien cabeceó a la perfección un centro medido de Guti. Este tanto también vino precedido por una falta que no existió de Abidal sobre Sergio Ramos y sí señaló el cántabro Pérez Burrull.
De ahí en adelante, hasta el final del primer tiempo, todo siguió un mismo guión: el Madrid acosaba la portería blaugrana mientras que el ataque culé apenas tenía referencias con un Messi perdido, un Henry volcado demasiado en la banda y un novato Bojan que parecía quedársele demasiado grande el partido.
Fiesta en las gradas. La segunda mitad empezó con un intento por parte del Barcelona de contrarrestar los dos goles encajados aunque sin ningún efecto. La parroquia blanca se fue animando poco a poco y deseaba ver algún gol más. Robben y Marcelo desencajaban las caderas de los laterales del Barça con sus constantes subidas por ambas bandas.
En el 60’ se produjo la primera ovación del partido. Salía al terreno de juego sustituyendo a Robben el ‘pipita’ Higuaín, el héroe de Pamplona. Poco iba a tardar en devolverle al público del Bernabéu esos aplausos con el tercer gol, una jugada personal de Diarra por la banda derecha que culminó el argentino engañando al guardameta blaugrana. El estadio se convirtió en una auténtica fiesta a la que se unieron Robinho y Van Nistelrooy que volvía a pisar un campo tras su operación.
De las botas del holandés llegó el cuarto gol al materializar un penalti de Puyol por manos dentro del área. Con el 4-0 en el marcador la afición reclamaba el quinto como un César ajusticia a un gladiador en la arena: sin piedad.
Pero no se llegó a consumar esa manita –no por falta de ocasiones- porque Henry sacó a relucir su poderío físico y de un derechazo desde la frontal del área batió a Casillas en el 78’, quien minutos antes sacó una mano prodigiosa a Leo Messi.Así se llegó al final de un partido lluvioso en el que el público, a falta de manita, se quedó con las ganas de ver a Raúl sacar el capote porque el partido de ayer fue para sacar a todos los jugadores del Madrid por la puerta grande.
Real Madrid: Casillas, Ramos, Pepe, Heinze, Marcelo, Diarra, Gago, Guti (71'), Sneijder, Raúl (75'), Robben (60'), Dudek, Torres, Drenthe, Baptista, Higuaín (60'), Robinho (71'), Van Nistel. (75').
Barcelona: Valdés, Zambrotta, Márquez (46'), Puyol, Abidal, Touré, Xavi, Gudjohns. (23'), Messi, Bojan, Henry, Pinto, Sylvinho (46'), Oleguer, Thuram, Edmilson (59'), Ezquerro, Giovani (23').
Goles: 1-0 (12'): Raúl, con la izquierda, desde la frontal. 2-0 (20'): Robben cabecea una falta botada por Guti. 3-0 (62'): Higuaín, con la zurda, tras pase de Diarra. 4-0 (77'): Van Nistelrooy, la derecha, de penalti. 4-1 (86'): Henry, con la derecha, tras pase de Messi.
Árbitro: Pérez Burrull, del Colegio Cántabro. Expulsó por doble amarilla a Xavi (76' y 91'). Amonestó a Touré (19'), Márquez (38'), Sneijder (40'), Henry (49'), Víctor Valdés (57'), Heinze (82') y Pepe (90').
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