jueves, 29 de mayo de 2008

La otra cara de Carlos Queiroz

MANUEL MORILLAS
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Me sorprenden las declaraciones de Queiroz. Siempre había tenido un gran respeto por el portugués, básicamente porque siempre me pareció un caballero correcto, sin declaraciones altisonantes ni palabras imprecisas en momentos inoportunos. Le tuvimos un año entero en Madrid y las únicas dudas que surgieron a su alrededor fueron deportivas, impulsadas por el gran descalabro galáctico del equipo a final de temporada. De poder ganar tres títulos se pasó a perderlos todos, con un desplome preocupante en los jugadores.

Poco podíamos esperar declaraciones tan beligerantes y provocativas de un personaje así, más aún cuando van dirigidas a un club que él entrenó hace no tanto. Dicen que de bien nacidos es ser agradecidos. El Madrid entregó a Queiroz la oportunidad de su vida: dejar de ser la eterna sombra de Ferguson y dirigir a un grande mundial. La desperdició. No fue el único culpable, cierto, pero la responsabilidad del entrenador es máxima en el fútbol, no vamos a descubrir ahora cómo funciona este deporte.

Realmente no pienso que Queiroz estuviese intentando decir nada ni de Ronaldo ni de la selección española. Queiroz está opositando al puesto que Ferguson dejará dentro de tres años y para el que ya ha sido apuntado desde el club. Si es así, está metiendo la pata hasta el fondo. Sus declaraciones le dejan en mal lugar por ofensivas, con referencias innecesarias de dudoso gusto a las relaciones entre España y Portugal hace siglos. Además, ¿qué tiene que ver España y los españoles con que Cristiano Ronaldo fiche o no por el Madrid? Queiroz ha perdido los papeles, ya no parece tan gentleman.

Lo que debería hacer es mantener bien cerrada la boca y dedicarse a su trabajo. Por España pasó sin pena ni gloria y a buen seguro que tampoco las conseguirá rajando de los españoles. ¿Es rencor? ¿Rabia? ¿Impotencia de haber fracasado aquí? No se entiende.

Si finalmente recae en él la responsabilidad de entrenar al United algún día, deberá mantener un listón que está muy alto, tan alto como el que le dejó Del Bosque en el Madrid y él tiró por los suelos. Así que "zapatero a tus zapatos". No le vendría mal dejar las declaraciones y dedicarse a lo suyo. Puede que así, un día atraiga la atención de los focos. Pero en los banquillos, no en las salas de prensa.

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