martes, 13 de mayo de 2008

Nunca hubo un quinto tan bueno

IGNACIO SAMPER

La sangre española suele sufrir unos altos niveles de temperatura cuando un equipo nacional consigue alguna gesta importante. El pasado domingo más de uno se volvió forofo y hasta se vistió con la elástica del Balonmano Ciudad Real, un conjunto que este año ha conseguido un hito histórico: ganar cinco competiciones de cinco en las que participaba.
La última, la que se antojaba más difícil de conseguir, se convirtió en la más dulce. Los hombres de Dujshebaev, entrenador del Ciudad Real, se sobrepusieron al infierno alemán de Kiel logrando lo nunca visto en una final de Liga de Campeones: darle la vuelta a la eliminatoria.
El balonmano es poco propenso a hacer ilusionar a un país. Sólo cuando España se proclamó campeona del mundo en Túnez tuvo alguna repercusión en el panorama deportivo, pero no había que equivocarse porque a las pocas horas el fútbol volvía a ser portada de los grandes diarios. Situación parecida a la que se vivió con el baloncesto cuando se proclamó campeona del mundo en Japón.
Y es que gestas como las del domingo no deberían olvidarse y tendrían que mantenerse en los anales de la historia porque hacer lo que logró el Ciudad Real no se logra todos los años.
De aquí en adelante el equipo castellano manchego, con su presidente a la cabeza, espera poder superar esta gesta y obtener seis títulos en una temporada. Si se logra ese éxito, lo más probable es que uno se entere si es seguidor de la radio o si lee hasta el final el As o el Marca.
Esa es la grandeza y tristeza de competir en un deporte que no sea el fútbol. Te conviertes en héroe por unas horas pero al año o incluso al día siguiente únicamente te recordarán aquellos que vieron como se germinaba ese milagro, el de ganar cinco de cinco.

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